miércoles, 18 de enero de 2012

Control

A veces, no tener el control es una de las cosas más bonitas del mundo




El control es peligroso. Debido a que los adultos tratamos por todos los medios de controlar las vidas de los niños, les creamos problemas que no deberían haber existido. Por ejemplo, controlando lo que comen y cuándo lo comen, impedimos que aprendan a escuchar a su propio cuerpo. A causa de este control, muchos adolescentes y adultos padecen transtornos de alimentación. Controlando lo que deben aprender y cuándo y cómo lo deben aprender, eliminamos su curiosidad y su gusto natural por el aprendizaje. Controlando su vestuario, sofocamos su capacidad de decidir cuándo necesitan abrigarse y cuándo no.

La cuestión es que la desescolarización va mucho de esto. De dejar de controlar. O, precisamente, de controlar nuestro propio impulso controlador. Cuando dejamos de controlar constantemente, las cosas, simplemente, suceden.

Quería escribir un libro que se llamara "Liberad a los niños" pero, pensándolo mejor, creo que al final se va a llamar "liberad a los padres".


1 comentario:

  1. tienes razón primero controlamos todo y luego nos quejamos de que los niños son apáticos, que no saben lo que quieren o que no saben decidir, y cuando les permitimos decidir?

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