sábado, 29 de noviembre de 2014

Titulitis. Big fail.



Voy a ser clara: a mi me gusta el homeschooling y no lo cambiaría por nada del mundo. Ni por la mejor escuela del mundo, ni nada de nada.

Pero también me gusta poder hablar de las cosas malas del homeschooling. También tengo dudas. Y hay momentos en que lo mandaría todo a la mierda, mandaría al niño al colegio y seguiría mi vida como si aquí no hubiera pasado nada. Son sólo pequeños momentos. Como cuando tienes un bebé y estás sola y tienes que trabajar y no puedes atender a tu bebé porque necesitas que alguien te atienda a ti. Pero no hay nadie. Así que lanzarías al bebé por la ventana.

Lo harías, os lo juro. Sólo que es una de esas cosas que no se pueden decir.

Tampoco se puede decir que el homeschooling no es absolutamente maravilloso y perfecto todo el tiempo. Ni que tu hijo no es el más listo, el más aplicado, el más mejor en todo.  A veces pareciera que las familias homeschoolers competimos por ver quién de nosotros lo hace mejor que la escuela y quien cría el genio más espectacular. Después de criticar el sistema y la titulitis durante años, a algunas se les cae la baba por completo cuando es su hijito querido el que logra titularse o entrar en tal o cual universidad o conservatorio o escuela de lo que sea. Y me parecería estupendo si no fuera porque quienes tienen blogs (y sobre todo quienes tienen blogs con muchos seguidores) tienen una responsabilidad y, algunas de esas, se han pasado años haciendo que otras se sintieran mal por querer que sus hijos siguieran un currículum, se titularan y fueran a la universidad. Y después de todas las discusiones, de todas las decepciones y del auto flagelamiento, ahora tienen que ver cómo quienes las criticaban duramente por sus objetivos educativos ahora se ponen en un pedestal porque sus hijos han logrado aquello que ellas siempre criticaron.

Vivir para ver. De verdad. Este "colectivo" nunca deja de asombrarme.